El perverso narcisista evolucionaría entre la negación y la rabia. A la negación le correspondería la desvalorización de su víctima, es decir, la negación de su importancia, lo que le permitiría minimizar su pérdida potencial. A la fase de rabia le corresponderían las agresiones, las tentativas de expulsión de sus sentimientos y la culpabilización del otro.