refería entrar por Bådmandsstræde, pasar junto al Arco de la Paz y el local de asambleas
Marta Rimoldiцитує4 роки тому
Si querías hacer un canje en algún lugar de Dinamarca donde pudiera preverse animosidad contra la eventual intervención policial, ese lugar era Pusher Street, Christiania
Marta Rimoldiцитує4 роки тому
Christiania seguía siendo el cordón umbilical del encanto y del flujo libre de ideas de la capital. Una central de energía con bicis, protectora del medio ambiente y de la contracultura, en la que perros y gente maravillosa transformaron unos viejos y horribles cuarteles en lo que seguramente era la mayor atracción turística de Dinamarca.
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Tan solo el coste del caro maquillaje tras el que se escondía la mujer podía alimentar a una familia media de Bangladesh durante un par de meses.
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¡Su padre! Si pudiera acariciar las palabras, lo haría.
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que introducirse, pero los duros inviernos y meses de oscuridad de Dinamarca se habían terminado. Tenía tiempo para tomar su decisión, y el mundo era enorme.
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Zúrich. Una cuenta engordada durante muchos años, basada en empresas que se consideraban legales, pero no lo eran. Y en cuanto hubiera reunido aquellos fondos, se abrían dos caminos, aunque aún no había decidido cuál tomar
Marta Rimoldiцитує4 роки тому
No vas a ninguna parte, no me fío de ti –dijo entre dientes, mientras René caía arrodillado y trataba de recuperar el aliento–. Di a qué has venido.
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Encima de ellos, arcos negros y aljabas llenas de flechas. Justo al lado, colgaban boca abajo dos lanzas de mango negro y anchas puntas de doble filo. Junto a una mesita