Hoy hubiera preferido no encontrarme a mí misma

la felicidad no necesita tiempo, sino un azar favorable.

Si uno de los dos quería no herir al otro, fracasaba.

Mirarse todo el tiempo a la cara cansa.

Además, entre el bebedor y la botella ocurre lo mismo que entre las parejas en las fotos de bodas, se destruyen mutuamente y no se sueltan.

es que yo no pierdo los nervios, no es que sean menos, sino demasiados.

Puede ser, le digo, tú piensas con la lengua.

A las miradas apáticas nada se les escapa, ni siquiera entre la multitud.

Entonces me pongo contenta, es una señal de que he vuelto a aprender cómo funciona eso de dormirse.

, porque uno puede perdonarse más fácilmente el estallido del pleito que las humillaciones contadas en silencio.

, Paul se quedó por cuarta vez sólo con su piel.