¿Necesita Sanidad su Lengua?

Proverbios 21:
El que refrena su boca y su lengua se libra de muchas angustias. (Proverbios 21:23

Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado” (Mateo 12:37 lbla). Es un asunto serio. No juegue con él. Llegue al momento de la verdad y diga: “Tengo un problema; es pecado”. Cuando haya llegado a ese punto, estará listo para dar el segundo paso.

Paso número 1:
Llame a su problema por su nombre correcto: pecado.

Veamos tres pasos sencillos y prácticos de la Escritura para tratar el problema de la lengua.

Puede que afirme-mos ser creyentes, pero una raíz de incredulidad nos hará hacer lo que hicieron los diez espías y añadirá nuestro “pero” a las promesas de Dios. Lo mismo es cierto de la impureza y del orgullo.

Cualquiera que sea la naturaleza de la raíz en nuestro corazón, se manifestará en nuestro modo de hablar. Puede que queramos ser misericordiosos y amables, pero una raíz de resentimiento envenenará nuestras palabras con un tipo de espíritu resentido.

El uso corrupto y negativo de la lengua es infeccioso. Los diez espías regresaron con un informe negativo. Ellos corrompieron a toda una nación. Toda la nación quedó infectada de esa enfermedad negativa. Esa es una de las razones por la que Dios la trata tan severamente. Es una enfermedad infecciosa.

La Escritura nos advierte que si hay una raíz de amargura en el corazón de alguno de nosotros, otros pueden ser contaminados por ella.

Un corazón limpio no puede producir palabra impuras. Las palabras impuras indican un corazón impuro.

Dios es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.