El cura de Tours

Yo soy -prosiguió ella- la causa inocente de sus desdichas y sé que, a no intervenir mi sobrino, usted no hubiese intentado el pleito que en estos momentos nos perjudica a los dos. Pero óigame.

Querido señor Birotteau, lo que voy a pedirle le parecería muy injusto y muy inconveniente; pero por usted y por nosotros es necesario, primero, desistir de su pleito con la señorita Gamard, y luego, que deje usted mi casa

Hasta entonces, sométase; pero sométase con astucia y amenazando

Batirse en retirada con todos los honores de guerra ha sido siempre la obra maestra de los más hábiles generales -respondió el señor de Bourbonne-

quiero -dijo a su tío- recibir una segunda andanada eclesiástica en la obra viva.

No quiero -dijo a su tío- recibir una segunda andanada eclesiástica en la obra viva

Entérate de que los vicarios generales son hombres con quienes hay que vivir siempre en paz

tal vez veáis demostrado que el hombre necesita experimentar ciertas pasiones para que se desenvuelvan en él las cualidades que ennoblecen su vida al ensanchar su esfera y adormecen el egoísmo propio de todas las criaturas

mismos. No siempre sabemos a dónde vamos, pero harto conocemos las fatigas del viaje

Sólo Dios está en el secreto de la energía que nos cuestan los triunfos que ocultamente alcanzamos sobre los hombres, sobre las cosas y sobre nosotros mismos