Aprender a leer: de las ciencias cognitivas al aula

al principio, de diez a quince minutos de lectura y de escritura en la clase completa; luego, diez a quince minutos de ejercicios colectivos sobre las palabras (decodificación, ortografía y vocabulario) y sobre las frases u oraciones (gramática y puntuación); a continuación, de veinticinco a treinta minutos de actividades en pequeños grupos; y, por último, una discusión del grupo completo para reflexionar sobre los objetivos de la lección del día, sobre lo aprendido y sobre lo que todavía debería aprenderse

la repetición es la clave de la rutinización.

El hecho de fijarse a sí mismo, cada semana, objetivos ambiciosos, constituye de por sí una excelente pedagogía.

Pequeñas pruebas alcanzan para medir, semana a semana, los progresos de los niños, y para diagnosticar las dificultades que enfrentan.

de improvisación al estilo de los romances, las coplas y las décimas tradicionales

actividades deben también estimular la participación y la creatividad de los niños.

En síntesis, el maestro debe proponer un contexto inspirador que haga que el niño siga activo, sienta alegría al aprender, se sienta autorizado a cometer errores y al mismo tiempo sea corregido cuando corresponda y recompensado por sus esfuerzos

Combinar la pronunciación y el trazado de las letras ya demostró ser un método excelente.

Aprender es también aprender a orientar la atención.

gracias a un simple cambio de orden.