Esta historia no tiene un final, solo una conclusión. Se escribió en un momento, muy atrás en el pasado, pero fuera del tiempo. Ahí en donde las cosas más importantes e increíbles suceden, y comienzan con un día habitual en la vida de Martin, un joven obsesionado con las matemáticas con el tiempo y los números, pero que más allá de todo eso, su principal atención se encuentra en Monique, una relación turbia y enfermiza casi incestuosa. Pronto se verán envueltos en situaciones metafóricas llenas de alegorías, rayando y cayendo en lo más profundo de la mentalidad humana, echando un vistazo a los misterios de la conciencia y si es verdad que la percepción de uno mismo nos puede acercar a nuestro propio universo interno, encontrándose con las mismísimas personificaciones de las emociones y sentimientos humanos, por qué están ahí y de qué sirven las trampas emocionales y psicológicas que nos atan a llenar vacíos, limitando el pensamiento, enseñándolos a descubrir que hay cosas más allá de lo superficial del mundo y de la vida, e inclusive de la muerte y, sobre todo, más allá del amor.