La llamada a la cruzada ha resurgido con fuerza en el debate político y cultural de Occidente tras la aparición del terrorismo islamista. ¿Por qué, una vez finalizadas las expediciones militares para la liberación de Tierra Santa, se recuperó este concepto? Para algunos, la sacralización de la violencia es un elemento constitutivo de nuestra civilización; para otros, cada «cruzada» tiene características determinadas por las condiciones específicas e irrepetibles en las que se desarrolla. Este libro ofrece una respuesta diferente sugerida por una precisa reconstrucción de las coyunturas que, desde la Revolución francesa hasta el papa Francisco, han colocado la llamada a la cruzada en el centro de los momentos más importantes de la historia contemporánea. Al desentrañar los diversos entrecruzamientos de la politización de lo religioso con la sacralización de lo político que caracterizan esos acontecimientos, se puede captar cómo los profundos cambios semánticos en el uso del término se insertan en una continuidad que la cultura católica se encargó de asegurar, al menos hasta Bergoglio.