Toni Morrison

Paraíso

Повідомити про появу
Щоб читати цю книжку, завантажте файл EPUB або FB2 на Букмейт. Як завантажити книжку?
  • Diana Poghosyan Mirzoyanцитує3 роки тому
    futuro jadeaba junto a la puerta.
  • Diana Poghosyan Mirzoyanцитує3 роки тому
    Desde el mes de julio le parecía que los demás hablaban en susurros o le gritaban desde lejos.
  • Diana Poghosyan Mirzoyanцитує3 роки тому
    Hacerse la ciega era evitar el lenguaje de Dios.
  • Diana Poghosyan Mirzoyanцитує3 роки тому
    Así empezaron los sueños en voz alta. Así surgieron las historias en aquel lugar. Historias que eran casi verdad y sueños nunca soñados escapaban de sus labios para remontarse sobre la luz vacilante de las velas, levantando polvo de las cajas y botellas. Y no importaba saber quién contaba el sueño ni si éste tenía significado. A pesar de que les duele el cuerpo, o precisamente por ello, entran con facilidad en el cuento de la que sueña. Entran en el calor del Cadillac, sienten el manotazo de aire fresco en la tienda Higgledy Piggledy. Saben que llevan las zapatillas de deporte desatadas y que el tirante del sostén las molesta cada vez que se desliza del hombro. El paquete de salchichas Armour está pegajoso. Inhalan el perfume de los niños dormidos y se sienten protectoras aunque se percatan de que uno de los niños tiene la cabeza en una postura rara. Colocan la cabeza del niño que duerme y niegan, niegan en redondo lo que ya saben, y se van a casa. Suben por las escaleras del porche con las salchichas, los niños y el bolso en los brazos, diciendo: «No quieren despertarse, Sal. ¿Sal? Mira, no quieren despertarse». Dan patadas bajo el agua, pero no demasiado fuerte por miedo a despertar aletas o escamas ahí abajo también. Las voces masculinas hablan hablan hablan todo el rato, empujando la suya garganta abajo. Hablan, hablan, hasta que no queda aliento para gritar o contradecir. Todas parpadean y se ahogan con el gas lacrimógeno, mueven la mano lentamente hacia la espinilla arañada, el ligamento desgarrado. Corre arriba y abajo por los pasillos durante el día, duerme acurrucada con las luces encendidas por la noche. Dobla los quinientos dólares en el fondo del calcetín. Gime de dolor por el pene de un desconocido y la rivalidad con la madre, seductora y corrosiva como la cocaína.
  • Diana Poghosyan Mirzoyanцитує3 роки тому
    Después les habló de una mujer llamada Piedade, que cantaba pero jamás había pronunciado una palabra.
  • Diana Poghosyan Mirzoyanцитує3 роки тому
    Enfrentada a la extinción, esperando el desahucio, temerosa de Dios, se sentía como si fuera un fragmento de papel en el que no hubiera nada escrito, abandonado en el rincón de un cajón vacío. Le habían prometido que cuidarían de ella para siempre, pero no le habían dicho que «siempre» no significaba en todos los sentidos ni en todos los momentos.
  • Diana Poghosyan Mirzoyanцитує3 роки тому
    Tú necesitas lo que todos necesitamos: tierra, aire, agua. No separes a Dios de Sus elementos. Él lo ha creado todo. Te empeñas en separarlo de Sus obras. No trastornes Su mundo
  • Diana Poghosyan Mirzoyanцитує3 роки тому
    Donde mejor se veía la generosidad de Dios, decía, era en el don de la paciencia. Esa lección fue muy útil para Consolata, quien apenas se daba cuenta de todo lo que iba perdiendo.
  • Diana Poghosyan Mirzoyanцитує3 роки тому
    Se escabulló, como hacen las mujeres, hacia unos brazos comprensivos, porque el cuerpo, como un espasmo muscular, no guarda memoria de su servilismo.
  • Diana Poghosyan Mirzoyanцитує3 роки тому
    La mañana la encontró contemplando cómo el mundo de los seres vivos se le escapaba gota a gota con su ausencia.
fb2epub
Перетягніть файли сюди, не більш ніж 5 за один раз