Tramas, sexualidades y prevención del VIH en jóvenes universitarios de Cali

. La amenaza tiene cierta magnitud que es correlativa a la capacidad de resistencia de la persona que se expone, cuyo inverso se piensa que es la vulnerabilidad ante una exposición. Riesgo es, en rigor, la intersección del hazard, de la vulnerabilidad y de la exposición

Los sujetos no solo tienen que responsabilizarse de sus trayectorias biográficas, sino que están también confrontados a construir sus identidades individuales, o autoidentidades, y orientarse de acuerdo con ellas.

Por ejemplo, la sexualidad de los hijos e hijas se manifiesta de forma diferente de la de los padres o los abuelos.

La noción de construcción social de la sexualidad alude también a su carácter histórico, pues se transforma junto con los cambios que ocurren en la sociedad.

Consistente, además, al acceso y a la posesión de saberes, lenguajes, conocimientos y creencias específicas, los cuales implican rangos y posiciones con relación al poder.

Este proyecto ha reconocido en el análisis crítico de dicho fenómeno el “interjuego” de, al menos, tres dimensiones fundamentales: la biológica, la psicológica y la cultural

Al hablar de sexualidad, se asume que es un aspecto esencial en la vida de los seres humanos, el cual pasa por los nexos profundos de los sustratos biológicos de los sujetos y que se va abriendo y engranando en las construcciones más simbólicas y políticas de las sociedades.

Por otro lado, muchos jóvenes colombianos eligen sostener relaciones comerciales para suplir algunas necesidades básicas. Mientras que otros jóvenes con adecuados recursos económicos y sociales, pueden tener mejor acceso a la educación y a los servicios de salud y, en consecuencia, disminuyen su vulnerabilidad.

Para el caso particular de las mujeres que tienen sexo con mujeres, incluyendo las homosexuales, bisexuales, transgénero y trabajadoras sexuales, se ha señalado que esta precariedad aumenta al quedar por fuera de los focos y de las agendas de investigación e intervención frente al VIH, las cuales siguen siendo permeadas por prejuicios de género y concepciones heteronormativas (Palma, Munévar, & Orcasita, 2014).

Por ejemplo, ser pobre, con una orientación sexual diferente a la hegemónica y pertenecer a un grupo étnico discriminado, magnifica el riesgo y, por ello, influye en la vulnerabilidad de las personas.