Un gran texto sobre la literatura, la poesía y las fronteras que construye y derriba entre las personas. Es entrañable y sabio.
Aunque fue muy ameno de escuchar por su tono, creo que no lo procesé del todo. Tal vez, al leerlo en físico, termine de entenderlo.
Cada línea llena de profundidad como se caracteriza la pluma de Astrid para adentrarnos a identificar nuestras fronteras, lleva al lector a cuestionarse sobre lo que significa construir intimidad e identificar incomodidades y la forma en que las transitamos, qué hacer con ellas, una invitación para profundizar a vivir cada experiencia e identificar que en el lugar donde nos situemos “Mi casa está donde el corazón manda”.