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Fabrice Hadjadj

Ser padre con san José

Ya es hora de desempolvar la imagen. Ya es hora de devolverle su figura humana, porque la santidad no nos aleja de la humanidad: nos compromete con ella. José ya no es un padre ideal: es un padre muy concreto, superado “como todos los padres de este mundo” por la vida que se entrega a través de él. Y al ser su hijo el Hijo de Dios, se ve aún más superado que todos nosotros. Él solo trata de hacerlo bien, pero nunca llega a estar a la altura (¿quién puede estar a la altura del Altísimo?). Esa limitación le obligará a confiarse siempre al Padre eterno.

En doce lecciones que combinan la exégesis bíblica y la experiencia familiar, Fabrice Hadjadj nos ofrece una breve guía, ágil, profunda y a la vez desenfadada, para nuestra época de catástrofes. Se propone dar respuesta a cuestiones prácticas del estilo «¿Cómo cortejar a la Santísima Virgen?» o «¿Cómo hacerse obedecer por Dios sin pegar gritos?». Confía en demostrar, a través de José, que tanto hoy como ayer «y quizá hoy más que ayer» la paternidad es la aventura más importante y decisiva.
192 паперові сторінки
Правовласник
Bookwire
Дата публікації оригіналу
2021
Рік виходу видання
2021
Видавництво
Ediciones Rialp, S.A.
Перекладач
Gloria Esteban Villar
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Цитати

  • juan diego esquivias padillaцитуєучора
    Antes de que se impusiera la «planificación familiar», y antes de que se redujera la mortalidad infantil, hacer un hijo era algo claramente distinto de fabricar un muñeco. Cuando fabricamos un muñeco lo concebimos en la cabeza, y no en el vientre.
  • juan diego esquivias padillaцитуєучора
    Si se puede decir que la unión de José y María es carnal es porque se realiza plenamente en esa receptividad física de algo que los supera. De hecho, se ven aún más superados que nosotros. Dios obra en ellos directamente, sin mediación biológica.
  • juan diego esquivias padillaцитуєучора
    Un 19 de marzo, en el santuario de Bourguillon dedicado a Nuestra Señora del Monte Carmelo, guardiana de la fe, escuché al obispo auxiliar de Friburgo afirmar en su homilía: «María estaba enamorada de José. ¿Quién sería ese hombre para que la Virgen María se enamorara de él?». Un comentario de lo más simple: solo podía venir de un friburgués. En el dialecto local el friburgués es un «dzodzet», un «José». Hubo un tiempo en que ese nombre era tan frecuente en el cantón católico que a los Josés se les distinguía mejor por el apellido. La palabra «dzodzet» significaba «hombre». Y de quien se enamora la mujer es del hombre.
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