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Fabrice Hadjadj

Ser padre con san José

  • juan diego esquivias padillaцитуєпозавчора
    Con una pecadora uno siempre puede llegar a un arreglo. Ella te deja seguir sumido en tu tibieza (o en tu ardor), siempre y cuando tú la dejes seguir sumida en la suya. Yo admito que te veas con Joe y tú admites que yo me vea con Jane. Tú te puedes comprar esa miserable baratija mientras yo pueda navegar por esta web inútil. Como se dijo poco antes de la expulsión del paraíso, «yo le doy un mordisco a la otra mitad de la manzana, y ya está». Dos compinches uña y carne. Una santa, sin embargo, es imperdonable. ¿Quién sería capaz de soportarla? Con ella los errores nunca son compartidos. El pecador que hay en mí se siente constantemente presionado: Se llama a sí misma hija de Dios. Es un reproche de nuestros pensamientos, sólo el verla nos resulta una carga (Sb 2, 13-14).
  • juan diego esquivias padillaцитує4 дні тому
    Antes de que se impusiera la «planificación familiar», y antes de que se redujera la mortalidad infantil, hacer un hijo era algo claramente distinto de fabricar un muñeco. Cuando fabricamos un muñeco lo concebimos en la cabeza, y no en el vientre.
  • juan diego esquivias padillaцитує4 дні тому
    Si se puede decir que la unión de José y María es carnal es porque se realiza plenamente en esa receptividad física de algo que los supera. De hecho, se ven aún más superados que nosotros. Dios obra en ellos directamente, sin mediación biológica.
  • juan diego esquivias padillaцитує4 дні тому
    Un 19 de marzo, en el santuario de Bourguillon dedicado a Nuestra Señora del Monte Carmelo, guardiana de la fe, escuché al obispo auxiliar de Friburgo afirmar en su homilía: «María estaba enamorada de José. ¿Quién sería ese hombre para que la Virgen María se enamorara de él?». Un comentario de lo más simple: solo podía venir de un friburgués. En el dialecto local el friburgués es un «dzodzet», un «José». Hubo un tiempo en que ese nombre era tan frecuente en el cantón católico que a los Josés se les distinguía mejor por el apellido. La palabra «dzodzet» significaba «hombre». Y de quien se enamora la mujer es del hombre.
  • juan diego esquivias padillaцитує5 днів тому
    qué pasa con María y José? ¿Estaban enamorados —real y carnalmente enamorados, quiero decir— o simplemente eran socios —es decir, cofundadores de una multinacional responsable que trabaja en el ámbito humanitario y en la difusión de una espiritualidad suprema—? ¿El fuego de Ágape frente a las flechas de Eros?
    ¿UN ANCIANO POR COLABORADOR?
    1. Existe toda una imaginería falsamente piadosa que nos presenta a María y a José como socios más que como esposos.
  • juan diego esquivias padillaцитує5 днів тому
    Qué se puede hacer? ¿Cómo mantener unido lo que es plenamente virginal y lo que es plenamente carnal?
    Proceder de este modo —en términos de problema y no de misterio— es confundir la verdad como descubrimiento (aletheia), tal y como la conciben los griegos, con la verdad como revelación (apocalypsis), tal y como la entiende la Biblia.
  • juan diego esquivias padillaцитує4 місяці тому
    Un día leí a Blaise Pascal y me dio la razón. Somos «reyes desposeídos». El pecado original genera en nosotros una sensación de caída, de descoronación, de abdicación. Esa es la condición del hombre
  • juan diego esquivias padillaцитує4 місяці тому
    “Los hombres casados, los padres de familia, esos grandes aventureros del mundo moderno”, decía Charles Péguy
  • juan diego esquivias padillaцитує4 місяці тому
    error deriva también de representarnos a Dios como una super-criatura que actuaría en el mismo plano que nosotros y con quien tendríamos una relación concurrente: cuanto más Padre es Dios, menos lo es el hombre; cuanto más hay de divino, menos hay de humano. Nada menos cierto. Ningún milagro procedente de quien ha creado el curso ordinario de las cosas tiene lugar para que nos volvamos hacia lo extraordinario, sino para conducirnos hacia lo ordinario con asombro
  • juan diego esquivias padillaцитує4 місяці тому
    de la ciudad o después de haberle escuchado afirmar que es el pan de vida. Se asombran de escucharle hablar con tanta autoridad (Lc 4, 22), pretenden descalificar su discurso (Jn 6, 42). José no sería más que el tonto útil de la historia. Solo tendría un valor funcional: evitar el escándalo, no desmantelar de golpe la «familia natural».
    Pero ya es demasiado tarde. Ya hemos caído en el espiritualismo y el utilitarismo. Dentro de la Sagrada Familia estarían de un lado la encarnación de la madre y de otro lado la desencarnación del padre, que no sería sino un instrumento social. Así que se le podría sustituir por otro más eficaz: un educador especializado, una mujer fornida o, en definitiva, el depositario de una autoridad, y no el canal de la vida. La devoción a «san José» como padre marioneta se convierte en el aval más seguro de la feminización y la tecnificación de la paternidad.
    6. Mi tesis, por el contrario, consiste en que nadie es más radicalmente padre que José.
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